Temperamento Sanguíneo

Todos queremos estar con un sanguíneo, porque siempre está con una sonrisa, feliz, es el hombre de las pasiones, pero no de las pasiones arraigadas sino desarraigadas. Como es optimista no conoce dificultades, sino que siempre confía en el buen éxito, siempre ve el vaso medio lleno, su peculiar inclinación de burlarse de los demás, tomarles el pelo y hacerles víctima de sus bromas y malas jugadas. Santos con este temperamento: San Pedro, San Agustín, Santa Teresa de Jesús, San Francisco Javier

Recomendamos la lectura sobre «Los temperamentos. ¿Qué son?», para continuar. Además, recomendamos la entrada ¿Cuál es mi temperamento?, para realizar el TEST. Esta entrada se realizó según Conrado Hock en su libro «los cuatro temperamentos» con comentarios agregados.

Disposiciones fundamentales del ánimo sanguíneo, (así del bueno como del malo).

  • Superficialidad. El sanguíneo no penetra hasta lo profundo, ni va al todo, sino que se contenta con la superficie y una parte del todo. Antes de concentrarse en un objeto, el interés del sanguíneo ya se paraliza y desvanece por las nuevas impresiones que le ocupan. Es amigo de trabajos fáciles, vistosos, que no exigen demasiada labor intelectual. Y es difícil convencerle de este defecto suyo: la superficialidad; pues siempre cree haber entendido todas las cosas; así, por ejemplo, haber comprendido bien un sermón, ya sea un problema, una ecuación, un discurso, aunque haya captado la mitad. Y después cuando quiera reproducirlo es rápido y por arriba.
  • Inconstancia. Por no quedarse mucho tiempo las impresiones en el alma sanguínea, de inmediato se siguen otras. Consecuencia de ello es una gran inconstancia, que todos los que tratan con sanguíneos han de tener en cuenta, si no quieren desengañarse bien pronto. Es inconstante porque no se queda mucho tiempo, es como que está haciendo zapping constantemente, hipervínculos por varios lugares, incluso es inconstante en su disposición de alma. Va de la risa al llanto rápidamente, es inconstante en sus opiniones, hoy defiende una cosa y la semana que viene defiende la contraria.
  • Es inconstante en sus resoluciones: al proponérsele un nuevo punto de vista, abandona sin remordimientos todos sus planes y proyectos anteriores; esta inconstancia hace, a veces, sospechar que el sanguíneo no tiene carácter ni principios. El sanguíneo niega esta inconstancia, puesto que aduce nuevas razones para cada uno de estos cambios. No se fija lo bastante en que es necesario deliberar de antemano todas sus acciones para no entregarse sin más ni más a cualquier impresión u opinión. También en sus trabajos y diversiones es inconstante, queriendo sobre todo la variedad; se asemeja a la abeja, que volando de flor en flor, liba de todas ellas tan solo la mejor; o un niño; que bien pronto se cansa del nuevo juguete recibido en regalo de sus padres.
  • Interés por las cosas exteriores. El sanguíneo no se concentra de buena gana en su interior, sino que le gusta más fijar su atención en cosas exteriores, siendo en esto justamente lo contrario del melancólico, quien, con predilección, penetra en su vida interior y en el mundo de sus pensamientos, sin advertir la que pasa en su exterior. Por ejemplo, que hay de nuevo, la última opinión, la última vestimenta, la última moda, es el hombre de lo exterior.

Dicho gusto por las cosas exteriores se muestra en el interés que toma el sanguíneo por la hermosura de la ropa de la casa, por las formas elegantes del trato con los demás. En él, sobre todo, son activo los cinco sentidos, al paso que el colérico trabaja más con el entendimiento, y el melancólico con los sentimientos. El sanguíneo todo la tiene que ver y oír y de todo tiene que hablar, porque no puede refrenar su lengua. El modo más fácil para que un secreto o una noticia se conozcan es ir a contarle a un sanguíneo y decirle “este es un secreto, no se lo cuentes a nadie”

En él llaman mucho la atención la facilidad, vivacidad e infinidad de palabras, la cual muchas veces es para los demás una gravosa locuacidad. Por su viva acción sensitiva tiene mucho interés para las cosas pequeñas, cualidad favorable que más o menos falta al colérico y al melancólico.

  • Serena concepción de la vida. El sanguíneo lo considera todo bajo su aspecto más sereno. Como es optimista no conoce dificultades, sino que siempre confía en el buen éxito, siempre ve el vaso medio lleno, y si realmente le ha salido mal alguna cosa se consuela fácilmente y no se aflige por mucho tiempo, teniendo en cuenta este su gozo por la vida, se explica su peculiar inclinación de burlarse de los demás, tomarles el pelo y hacerles víctima de sus bromas y malas jugadas; para la cual supone el sanguíneo como cosa natural, que los demás aguanten sus chascos extravagantes y no puede menos que admirarse al ver que, por el contrario, se le enfadan por sus bromas y burlas poco agradables.
  • Carencia de pasiones arraigadas. Como se excitan tan fácilmente las pasiones del sanguíneo, no penetran en lo profundo de su alma; y se parecen a un fuego de paja que por un momento produce fuerte chisporroteo, y muy luego se hunde en sí mismo; mientras que las del colérico son semejantes a un incendio devorador. Esta carencia de afectos profundos le es de tanta mayor utilidad, cuanto que casi siempre le priva de grandes tempestades internas, y le ayuda a servir a Dios con cierta hilaridad y sosiego, libre del apasionamiento del colérico y de la timidez y ansiedad del melancólico.

Análisis psicológico:

La esencia del temperamento sanguíneo se excita rápida y vehementemente por cualquier impresión, es fuego de paja; la reacción sigue al instante, es el fuego; pero la impresión queda muy poco tiempo en el alma. El recuerdo de cosas pasadas no provoca, tan fácilmente, nuevas emociones. La expresión de sus ojos resulta serena, alegre, despreocupada.

Cualidades buenas del sanguíneo

1.      El sanguíneo tiene muchas cualidades por las cuales puede llevarse bien con sus semejantes y hacérseles simpático. Le alegra la vida al prójimo.

  • Bien pronto conocido en todas partes, es confiado y locuaz con todas las gentes y se comunica fácilmente con personas desconocidas.
  • Es afable y alegre en sus palabras y conducta y sabe entretener divertidamente a los que le rodean refiriendo interesantes narraciones, bromas y agudezas.
  • Es muy atento y obsequioso. No presta un beneficio con la frialdad del colérico, ni con corazón tan afectuoso, Como el melancólico, sino que lo hace de una manera tan alegre y serena que con gusto se le acepta el favor.
  • Se muestra sensible y compasivo en las desgracias de su prójimo, siempre dispuesto a ayudarle en su congoja Con palabras serenas y alentadoras.
  • Posee el don especial de hacer notar los defectos del prójimo, sin que este se sienta herido, ni le cuesta mucho el dirigirle una reprensión. Si a alguno se le han de comunicar cosas desagradables, conviene preparar el terreno por intermedio de un sanguíneo.
  • Es verdad que, al ser ofendido, se enciende rápidamente y su ira prorrumpe a veces en expresiones ruidosas y casi indeliberadas; pero después de haberse desahogado, lo olvida todo, sin guardar rencor a nadie.

2.      El sanguíneo tiene muchas cualidades que le hacen simpático a sus superiores.

  • El sanguíneo es dócil y sumiso; por lo cual, la virtud de la obediencia, que generalmente se tiene por difícil de guardar, no le acarrea mayores dificultades.
  • Es sincero y sin mayor sacrificio, sabe desahogarse ante los superiores respecto a sus dificultades, estado de ánimo y aun sus pecados vergonzosos.
  • Si es castigado no guarda rencores; pues la obstinación le es desconocida. Los súbditos sanguíneos no causan mayores dificultades al superior. No obstante, tenga este cuidado con ellos; puesto que los tales pueden corresponderle con la adulación; lo cual pone en peligro la paz de la vida común. Ni tampoco muestre el superior mayor preferencia por un sanguíneo que por los coléricos y melancólicos, ni reprenda a estos últimos, por ser ellos tan reservados y por no poder expresarse ni desahogarse tan fácilmente.

El sanguíneo tiene un don especial para hacer notar el error del prójimo, pero sin ofender al prójimo, es algo muy de ellos por esa empatía. Es la persona espacial para corregir al otro. El colérico con mucha falta de misericordia no lo hace bien, el sanguíneo si sabe entrar en el corazón del otro. Es capaz de corregirse en lo que se sienta herido. No le cuesta corregir una reprensión, por eso hay que encomendarle una situación desagradable a un sanguíneo para que corrija.

Cualidades malas del sanguíneo

  • Vanidad y satisfacción de sí mismo. La soberbia del sanguíneo no se manifiesta en un afán inmoderado de mandar o ergotista, como en el colérico, ni en el miedo a las humillaciones, como en el melancólico, sino en cierta vanidad y complacencia de sí mismo. Experimenta una alegría casi infantil de sí mismo, de su exterior, de su vestido y sus trabajos; se mira de buena gana en el espejo o en el vidrio de puertas y ventanas, puede estar horas así. Al ser alabado se siente feliz, y es, por consiguiente, muy adicto a la adulación. Por medio de elogios y lisonjas fácilmente se deja inducir a las mayores necedades y aun a los más vergonzosos pecados.
  • Inclinación a los galanteos, la envidia y los celos. Como el sanguíneo se muestra tan susceptible a palabras halagadoras, siendo adicto a ellas, y tan poco concentrado en sí mismo, dando, por otra parte, demasiada importancia a las cosas exteriores, se inclina fácilmente a las amistades particulares y a los amoríos. Pero su amor inconstante no le penetra hasta el fondo del alma. Se entristece si esa persona con la que busca amistad es amiga de otra persona. Es celoso.

El sanguíneo bien educado quisiera contentarse en sus galanteos con solo las ternuras y exteriores muestras de afecto; sin embargo, su ligereza y culpable transigencia le arrastran a graves extravíos, frutos, las más de las veces de su optimismo o sea de la opinión que tiene, de que el pecado no le podría acarrear funestas consecuencias. Una mujer sanguínea de mala vida, se entrega sin temor ni vergüenza al pecado; ni después de ello se inquieta mayormente por los remordimientos.

La vanidad y la inclinación a los amoríos llevan al sanguíneo, a la envidia, a los celos, ya todas aquellas descabelladas concepciones, miras estrechas y violaciones de la caridad, que la envidia y los celos traen consigo.

El sanguíneo se arrepiente rápido de sus pecados, pero vuelve a la primera ocasión que se le presenta, “Otra vez lo mismo” dice el sanguíneo. Pueden pasar de la alegría más grande al momento más oscuro. Son enemigos del sacrificio, son sensuales. Al varón le cuesta mucho refrenar la vista y a la mujer le cuesta mucho refrenar la lengua. Pedirle hacer silencio es la penitencia más grande que lo podemos poner. Tiene fervor, pero pasa rápidamente al desaliento. La sensualidad encuentra un terreno abonado en un temperamento así. La gula y la lujuria es el pecado del temperamento.

Por dejarse absorber fácilmente de las exterioridades y por su propensión a las amistades particulares, al sanguíneo le cuesta mucho ser imparcial y justo y esto habitualmente le trae problemas. Los superiores y educadores sanguíneos tienen a menudo un favorito a quien anteponen a los demás. El sanguíneo se siente impulsado a lisonjear a los que les agradan.

  • Goce por la vida y afán de placeres. El sanguíneo no ama la soledad, sino que busca la compañía y conversaciones de los hombres; quiere disfrutar de la vida y en sus diversiones puede ser muy retozón, licencioso y frívolo.
  • Miedo a las virtudes que exigen esfuerzos. Todo lo que significa sacrificio para el cuerpo y los sentidos le parece difícil. Cosas penosas son para él el refrenar la vista y los oídos, el dominar la lengua y observar el silencio, le es una tarea casi imposible. Tampoco son de su agrado la abnegación del paladar y la abstención de manjares agradables; teme todo ejercicio de penitencia corporal. Solo un perfecto sanguíneo logra hacer penitencia de muchos años por sus pecados anteriores. El sanguíneo ordinario vive según el principio de que la absolución sacramental de la penitencia borra los pecados, y tiene, por tanto., como inútil y aún perjudicial el apesadumbrarse por las faltas pasadas.

Otras desventajas del temperamento sanguíneo.

  • Los juicios del temperamento sanguíneo son con frecuencia falsos, ya porque no averigua más que la superficie de las cosas, ni ve las dificultades de las mismas, ya porque se muestra parcial en sus afectos de simpatía.
  • Las empresas del sanguíneo fracasan fácilmente, pues, confiando siempre en el buen éxito, no para mientes en las eventuales dificultades e impedimentos; otro motivo de sus fracasos lo hallamos en su inconstancia que bien pronto y por cualquiera cosa le quita el interés. Prueba de ello es el hecho muy significativo de que muchos de los que quiebran en sus negocios o sufren grandes pérdidas de fortuna, son de índole sanguínea.
  • El sanguíneo es inconstante en lo bueno. Como se entrega de buen grado a la dirección de otros, se deja seducir con gran facilidad, cayendo en manos de hombres perversos y livianos. El sanguíneo se entusiasma rápidamente por lo bueno, pero bien pronto languidece su entusiasmo. Como San Pedro salta con valor de la navecilla queriendo caminar sobre las olas del lago, más luego le sobreviene el temor de poderse sumergir; como San Pedro saca impetuosamente la espada en favor de su Maestro para huir poco después; como San Pedro se junta con la mejor intención a los enemigos de Cristo y entre ellos muy luego le niega por tres veces.
  • Por disipar siempre su corazón y, ser enemigo de todo recogimiento y de cualquier reflexión profunda sobre sí propio y sobre su modo de obrar, no alcanza un suficiente conocimiento de sí mismo.
  • La vida de oración del sanguíneo padece detrimento con estas tres dificultades: La primera surge en las así llamadas oraciones interiores, en las cuales se requieren reflexiones más largas y tranquilas: es decir, en la meditación, la lectura espiritual y el examen particular. Luego la distracción, fácilmente provocada por la viveza de sus sentidos y la intranquilidad de su fantasía, le impide llegar a una concentración más profunda y duradera en Dios. Finalmente, da en sus oraciones excesiva importancia a los sentimientos y al consuelo sensible, la cual, en tiempo de aridez, le quita el gusto por la piedad.

De lo que tiene que observar el sanguíneo en su autoeducación

  • El sanguíneo ha de aprender a reflexionar mucho, así en los asuntos espirituales como en los materiales. Con especial esmero cultivará los ejercicios de piedad que requieren reflexión, como son la meditación matutina, la lectura espiritual, el examen particular, la meditación en el rezo del rosario y frecuentes actos de la presencia de Dios. La disipación significa la ruina para el sanguíneo, al paso que el recogimiento y el cultivo de la de la interior son su salvación. Al ocuparse en negocios deberá decirse siempre: No creas haber deliberado lo bastante el asunto; considera todos sus puntos y detalles; toma en cuenta las dificultades, que casualmente te previnieren; no seas demasiado confiado, ni optimista. El sanguíneo debería hacerse estas preguntas: «¿tuviste en cuenta esto?” “¿Qué harías si pasas tal o cual cosa?»
  • El sanguíneo ha de ejercitarse diariamente, en la mortificación de los sentidos, dominar la vista, los oídos y la lengua, endurecer el tacto, preservar su paladar de las golosinas, etc. A las mujeres en especial enseñarles el pudor, ya que son las que más abrazan y besan y muchas veces se malinterpreta.
  • El sanguíneo deberá seguir las instrucciones de los buenos (no de los malos) y aceptar por la tanto su ayuda y sus consejos en la lección espiritual, si no uno cría un tirano, un caprichoso. Dice Schram (op. cit. p.68): “Bien protegidos, los sanguíneos llegarán la santidad”. Una fuerte muralla de amparo se la ofrecerá un horario bien regulado; en la vida común, la observancia de la regla de la casa o de la orden a que pertenece.
  • La aridez de larga duración es para el sanguíneo una prueba particularmente saludable porque en ella se purifica su malsana vida sentimental. 
  • El sanguíneo debe perfeccionar además sus buenas cualidades, como la caridad al prójimo, la obediencia, la sinceridad, la alegría del alma; y estas buenas cualidades las ha de ennoblecer por medio de las intenciones sobrenaturales. Combatirá sin descanso aquellas, faltas a las cuales se inclina más su naturaleza, es decir: la complacencia de sí mismo, la predilección por las amistades particulares, la sensualidad, los celos, la ligereza, superficialidad e inconstancia.

Observaciones acerca de la educación y del trato con los sanguíneos

La educación y el trato con los sanguíneos es relativamente fácil. Se le tendrá reducido a estrecha vigilancia; se insistirá en que no deje sin acabar los trabajos comenzados. No se deberá dar demasiado crédito a sus palabras, propósitos y promesas; hay que fijarse además en el cuidado que puso en sus trabajos; nunca se le deberá tolerar una lisonja de su parte, ni anteponerle a los demás por su carácter atento. Por fin, téngase presente que el sanguíneo no guarda en sus adentros lo que se le haya dicho o lo que él haya observado en nosotros, sino que todo lo ha de comunicar a los demás. Por lo tanto, se deliberará bien todo antes de hacerlo confidente.

En la educación de un niño sanguíneo se tendrán en cuenta los puntos siguientes:

  • Conducirlo con severidad a la abnegación de sí mismo, y en particular, al perfecto dominio sobre sus sentidos, a la tenaz perseverancia en sus trabajos, ya la observancia del buen orden
  • Reducirlo a estrecha vigilancia, la dirección; preservarlo cuidadosamente de las malas compañías (ya que con tanta facilidad se deja seducir).
  • No hay que contrariarle su alegría o jovialidad natural, hay que encausársela y explicarle que se debe usar para el bien de los demás.

Ejemplo en el matrimonio:

“Mi esposa siempre está viendo el lado negativo de las cosas”. Juan, el sanguíneo. Antonella es melancólica, se enamoró de Juan que es sanguíneo. Desde que se conocieron, ella ha disfrutado mucho de su entusiasmo, su chispa y su alegría. Él siempre ha sido muy buen conversador, cariñoso y expresivo. Además, toca más o menos la flauta y canta canciones divertidas y románticas.

Ahora que lleva siete años casados, Antonella muchas veces se frustra por varias razones. «Yo soy obsesionada con el orden, pero Juan es muy desorganizado» «Cuando vamos a una reunión de amigos, Tony se pone a tocar la flauta y no para de hablar hasta tarde en la noche sin considerar que al otro día tenemos que levantarnos temprano para ir al trabajar». «Él toma todo a chiste» «No planifica con anticipación, no sabe decir «no» y carga demasiado su agenda». «Es impulsivo al hablar y tomar decisiones». «Es demasiado simpático con todo el mundo… y con personas del sexo opuesto…»

Como ves, las diferencias de temperamentos sueles traer fricción en la convivencia. Por esta razón es muy importante conocernos para modificar esas cosas que hacemos, que afectan nuestro matrimonio. Por otra parte, es indispensable que seas comprensivo y paciente con tu cónyuge, sabiendo que su temperamento es diferente al tuyo. Ayúdalo a crecer sin hostilidad y sin recurrir a la crítica. «El fruto del espíritu es… paciencia» Gálatas 5:22. Los sanguíneos son personas que necesitan muchas muestras de afecto, celebra sus virtudes y dialoguen con amor.

Psicopatología:

De los cuatro temperamentos, podemos decir que el Sanguíneo y el Flemático son de los que menos inclinación tienen a patologías por las inclinaciones del temperamento. En el caso del sanguíneo, por su alegría y tranquilidad, ayuda de buena gana a la psique, hasta incluso salir más rápido de los problemas que un colérico o un melancólico. Sin embargo, debe prestar especial atención a las relaciones con los demás de no sobrepasarse, ya que por las bromas, o por ser posesivo, celoso y envidioso, o por la superficialidad, puede afectarlas.

Temperamento Sanguíneo mixto:

El Temperamento Sanguíneo – Colérico

El sanguíneo-colérico es el más extrovertido de todas las combinaciones temperamentales. Teniendo el optimismo y el impulso del colérico, junto con el amor a la diversión del sanguíneo, esta persona viene a tener más seguidores, tomando ella papeles de líder, y tratando de maniobrar muchos proyectos sin sacrificar la productividad. Este temperamento tiende a ser la feliz combinación de encanto y decisión, creatividad y habilidad analítica, percepción social, la simpatía, el enfoque y ser el centro de la atención. Su habilidad para conectarse con la gente compensa el dominante e implacable colérico.

Las malas cualidades son las peores cualidades de ambos temperamentos: hablador extremo, chabacano, un dogmático que no investiga las cosas, ruidoso, precipitado, imprudente, sacando rápidas conclusiones erróneas, descuidado, olvidadizo. Si no ha cultivado sus habilidades intelectuales, se volverá una persona superficial, mandona e intolerante. El humor lleno de vida del sanguíneo puede convertirse en habla mordaz e hiriente al combinarse con la implacable y vengativa naturaleza del mal instruido colérico.

Si la búsqueda de diversión y placer y la impulsividad no son restringidas, el sanguíneo-colérico puede darle rienda suelta a una conciencia laxa que justifique sus debilidades. Fácilmente cautivado por excitantes nuevos proyectos u oportunidades, el sanguíneo-colérico debe vigilar su tendencia a empezar con grandes ideas, impulsar a otros al trabajo, y después tirar todo cuando siente que el proyecto se ha vuelto aburrido. Desde un lado positivo, la generosa naturaleza sanguínea, junto con el espíritu emprendedor colérico, puede hacer de esta combinación una persona que se comprometa hacer buenas obras hacia otros.

El Temperamento Sanguíneo – Flemático

Son persona extrovertida, optimista, efusiva, cálida, de ambiente, quien es del agrado de prácticamente todos. Su lado sanguíneo hace de él una persona creativa, socialmente, entusiasta, muy amistosa e inspiradora, que motiva con su presencia, es muy expresiva en ademanes y movimientos físicos, además de comunicativa. Su lado flemático hace de él alguien prudente a la vez, y alguien con una alta percepción de las emociones y estados de ánimo de los demás, que percibe lo que parece desagradar o agradar a otros. Su deseo más intenso es el llevarse bien con los demás. Su debilidad, sin embargo, es que puede caer en la superficialidad, ser una persona no muy resuelta, ser desorganizada, olvidadiza, y postergar las cosas dejándolas para el último momento. Un niño o adolescente así necesita tanta guía y disciplina firme como cualquier otro.

El Temperamento Sanguíneo – Melancólico

Esta aleación es más formal que otros sanguíneos. Les preocupa más el causar una buena impresión en otros y ser aceptados. Son muy cuidadosos y buscan reconocimientos de sus logros. Son muy bien organizados, pero tienen un poco de problema con darle seguimiento a sus planes. Trabajan mejor cuando se les provee toda la información que tenga que ver con sus responsabilidades y se les da un plan detallado. Para sentirse motivados necesitan seguridad, libertad de expresión, relacionarse con las personas y la oportunidad de ser creativos. Pueden ser reacios a actuar si no están seguros, si no tienen la certeza de que lograrán éxito. El sanguíneo melancólico trata de acomodar dentro de sí los pequeños altibajos del sanguíneo con los profundos y más prolongados traumas del melancólico.

Foto representando el temperamento Sanguíneo.

HOCK, Conrado. (2010) Los Cuatro Temperamentos. Su influencia en la formación y educación de la persona

Esta publicación se realiza gracias a los escritos de Conrado Hock, la lección del libro Totustuus de la comunidad Lazos de Amor Mariano y las charlas del padre Javier Olivera Ravasi.

Fotos para la publicación: Foto de Peter Conlan en Unsplash, Foto de Caju Gomes en Unsplash, Foto de Jakob Owens en Unsplash.

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