Temperamento Flemático

Al temperamento flemático no le interesa nada que este por fuera de él, es alguien impasible. Se está cayendo el mundo y la persona está tranquila. Nada lo turba, nada lo espanta, nada lo mueve, todo en él se desenvuelve de modo muy lentamente. Por lo menos en el aspecto puro, es el elefante que avanza lentamente, uno lo mueve, lo toca, lo molesta y ahí está tranquilo. Santos con este temperamento: Santo Tomás de Aquino

Recomendamos la lectura sobre «Los temperamentos. ¿Qué son?», para continuar. Además, recomendamos la entrada ¿Cuál es mi temperamento?, para realizar el TEST. Esta entrada se realizó según Conrado Hock en su libro «los cuatro temperamentos» con comentarios agregados.

Disposiciones fundamentales de ánimo del flemático.

  • El flemático no se interesa mayormente por lo que pasa fuera de él.
  • Muestra pocas ganas por el trabajo; da, sin embargo, gran preferencia al descanso. Todo anda y se desenvuelve en él muy quedo. Es el temperamento del perezoso.

Análisis psicológico

Las varias impresiones provocan tan solo una excitación débil en el alma del flemático, si es que en algún modo la afectan. La reacción es asimismo débil, si no llega a faltar por completo. Las impresiones desaparecen pronto. La expresión de sus ojos es lánguida e inexpresiva.

Cualidades buenas

  • El flemático trabaja despacio, pero asiduamente, con tal que no tenga que pensar mucho en su trabajo.
  • No se irrita fácilmente ni por insultos, fracasos o dolencias. Permanece tranquilo, cachazudo, discreto y tiene un juicio práctico y sobrio.
  • No conoce mayores pasiones, ni grandes exigencias por la vida.

El gran santo Tomás de Aquino tuvo este temperamento, que era doctor de la Iglesia. Es difícil de moverlo, es lento, se mueve como una tortuga, despacio. Las reacciones del flemático son débiles, casi que podemos decir que no tienen pasiones.

Tiene un modo de hablar pausado, sereno, cansino, habitualmente parece tranquilo, es sosegado, es juicioso. Siempre es bueno tener un amigo flemático a quien pedirle un buen consejo. Es sobrio, tiene un buen sentido práctico de la vida, no tiene las pasiones vivas como el sanguíneo, ni las profundas del melancólico, ni las ardientes del colérico. Uno podría decir al flemático, ¿dónde están tus pasiones? No es que le falte sangre, sino que es flemático.

El lenguaje es claro, ordenado, es justo, positivo, el trabajo científico muchas veces es fruto de una larga paciencia y de investigaciones hechas a conciencia, le va mucho mejor que en producciones rimbombantes, originales, estrepitosas.

El flemático es capaz de estar horas con un tema, analizándolo, trabajándolo, experimentándolo y no pierde la paciencia por eso. No explota como el sanguíneo o el colérico, va a continuar una y otra vez. También funciona bien como pacificador. Es de corazón bueno, aunque muchas veces parece que es frío y que no tiene los afectos a flor de piel como el sanguíneo para abrazar, o dar un beso, etc.

Es capaz de sacrificarse hasta el heroísmo si es necesario. A los pies de la cama de un enfermo, el flemático es capaz de morir. Pero le falta entusiasmo, espontaneidad. Es más bien reservado, no tiene las grandes amistades de un sanguíneo, ni las capacidades de mando de un colérico.

Tiene hacia la prudencia, es sensato, reflexivo, y obra siempre con una gran solvencia, porque ante una dificultad, en vez de intentar romper la pared con la cabeza, va a intentar esquivar los obstáculos que ve en la vida.

El flemático ante un problema lo va a analizar muy, pero muy lentamente, y va a buscar como una tortuga las diferentes opciones. Su inteligencia es muy clara a pesar de que vaya más lento, y físicamente siempre se los emparenta con los de físico robusto. Grandes de cuerpo, de rostro amable, de un andar lento.

Cualidades malas

El gran pecado con el que lucha el flemático será el egoísmo.

  • Es muy propenso a descansar, a comer y beber, siendo, además, perezoso (lerdo) y negligente en el cumplimiento de sus obligaciones. No lo hace por malo, sino que es así.  Así como el colérico hace hoy lo que tiene que hacer para mañana, el flemático hacen mañana lo que tiene que hacer hoy, o capaz que para más tarde incluso.
  • No tiene energía, ni se propone un elevado ideal, siquiera sea en su devoción. Su lentitud hace que se le pase el tren, pierde las oportunidades. El trabajo, la esposa, los momentos, etc, todo eso los va a perdiendo. Vive mucho para sí mismo, en sí mismo.

Cierta vez estando el gran Santo Tomás de Aquino, que era flemático, comiendo en la mesa de San Luis de Francia, estaba en la mesa, callado, sin decir nada en la corte de París. En un momento levanta su puño y dice: “esto se va a terminar con los albigenses.” El rey enseguida salió corriendo y pidió un papiro y una pluma para escribir lo que dijo el gran padre Tomás de Aquino. Pero en realidad lo que había pasado es que el santo había encontrado un argumento, en el medio de su mundo interior, donde intentaba luchar con albigenses y maniqueos, una secta de aquella época. No hacía caso al exterior, estaba absorto en su mundo.

No es bueno para el mando, ni para el gobierno, no es aficionado a las mortificaciones, ni a las penitencias, Santa Teresa de Ávila decía: “Las penitencias que hacen estas almas son tan concertadas como su vida, no tengáis miedo que se maten, porque su razón están muy en sí[1].” Es decir, es gente que no va a abusar de ningún tipo de penitencia. En casos muy agudos se convierten en vagos y dormilones y a veces insensibles.

Puede experimentar problemas con los demás por faltas de lealtad, incluso así mismo.

¿Cómo se educa a un flemático?

Es sumamente difícil educar a niños flemáticos; pues se dejan conmover poco por sensaciones exteriores y por naturaleza ya se inclinan a la pasividad.Es menester explicarles todo, hasta en sus detalles; repitiéndoselo mil veces, para que al menos comprendan algo; hay que acostumbrarlos, además con gran paciencia y cariño, a una vida bien ordenada.  La aplicación del castigo duro, trae consigo menos peligro y aporta mayores frutos en la educación de niños flemáticos, que en la de otros, sobre todo coléricos y melancólicos.

¿Cómo se puede combatir esa tendencia a la inercia del flemático?

En primer lugar, sobreponer el ideal sobrenatural, repitiéndolo y remarcando, ese ideal que es el cielo al cual uno tiene que buscar con radicalidad y sabe que hay santos que con este temperamento han llegado al cielo.

El flemático, por su modo de ser, va a intentar pensar, razonar las cosas, y hay que ayudarlo a que tenga hábitos buenos. La práctica de deportes o la actividad física o manuales que lo saquen de sí mismo, porque el flemático está muy metido en sí mismo, le puede dar una enorme ayuda a su impasividad natural.

Requiere por lo menos un mínimo de vida activa, no de forma incontrolada, no disperso en una multitud de actividades, sino organizado con un plan bien pensado y estructurado, sobre todo para que vaya creando hábitos

El flemático por la tendencia a ser impasible por lo que pasa afuera y por no estar invadido por sus pasiones, el verse casi libre de los ataques de las pasiones, es excelente para la contemplación de la verdad.

Cuando un flemático se lo motiva con la verdad, como está bastante abstraído del mundo exterior, puede terminar siendo un hombre amante de la vida contemplativa, amante de Dios y amante de la verdad. Terminan siendo los enormes místicos de la iglesia de peso pesado.

El flemático debe observar con mucho énfasis las faltas a la caridad, su conducta con los demás en cuanto a no permitir egoísmos. Ejercitando las virtudes contrarias que serán el amor, la caridad con el prójimo en palabras, obras y acciones concretas.

Debe ser cuidadoso con las injusticias para no pasar de largo, e intentar que le broten sentimientos opuestos  y ser parte activo.

Ejemplo en el matrimonio:

“Mi esposa siempre quiere controlarme”. Martín, el flemático. A ella le gusta que su esposo es un caballero muy complaciente, siempre la apoya y sabe escuchar. Él nunca pelea, es un hombre de paz. Jazmín asegura que su esposo es encantador; sin embargo, frecuentemente se desespera con él porque dice que es demasiado lento para todo, no tiene iniciativa, ni liderazgo. Ella siente que él le ha dejado la carga de tomar las decisiones del hogar.

Un consejo para ambos: Martín, trata de sobreponerte a la tendencia de enajenación y pasividad propia de tu temperamento. Asume liderazgo en tu familia, pues tu esposa y tus hijos lo necesitan. «Esfuérzate..» Josué 1:9

Jazmín, paciencia con tu esposo, te casaste con un hombre de temperamento calmado. Disfrútalo y celebra sus buenas cualidades.

Psicopatología:

De los cuatro temperamentos, podemos decir que el Flemático y el Sanguíneo son de los que menos inclinación tienen a patologías por las inclinaciones del temperamento. En el caso del flemático nada le turba, y ayuda de buena gana a la psique, hasta incluso salir más rápido de los problemas que un colérico o un melancólico. El problema viene como consecuencia de esta tranquilidad que muchas veces viene de la mano con faltas de caridad, problemas en el trabajo, etcétera.

Temperamento Flemático mixto:

El Temperamento Flemático – Melancólico y Melancólico Flemático

Se caracteriza por una débil impresión y susceptibilidad, ya que combinamos dos temperamentos pasivos. Hombres de tal índole se prestan mejor para la vida común que los puramente melancólicos. Les falta lo gruñón, hosco y cavilador del melancólico, lo cual se reemplaza por el sosiego y la insensibilidad del flemático. Estas personas no se escandalizan tan fácilmente, saben soportar insultos y en sus trabajos saben mantenerse tranquilas y constantes. Son agradables, sencillos, pacientes, aunque puede caer en negativismos, ser egoístas y tender al temor.

El Temperamento Flemático – Colérico

Emocionalmente lento para responder, aunque balanceado en la impresión y su reacción. Predomina su lado racional, qué emocional. En líneas generales es tranquilo y maduro. El temperamento colérico modera las dificultades que tiene el flemático en cuanto al sacrificio y al trabajo y priorizar el descanso. La impresión y reacción del temperamento flemático puro es débil si es que la hay, pero en el caso de contar con semejante temperamento, esto se balancea de tal manera que la impresión y reacción le existe más. Su dificultad puede radicar en racionalizar todo y no ver con ojos de fe, lo que puede provocar dificultades para tener un encuentro con Dios y mantenerlo.

El Temperamento Flemático – Sanguíneo

Simpático, diplomático, alegre, bonachón son sinónimos de esta mezcla de temperamentos. Se toma la vida con calma y de trato fácil. La impresión no será como la de un sanguíneo, sino que más atenuada, igualmente con la reacción. Los aspectos negativos se potencian en la mezcla, por un lado, el flemático, que tiende a costarle el esfuerzo, y el sanguíneo, que es de fácil distracción, de poca profundidad y tenacidad. Se debe cuidar en especial la disciplina, la pérdida de tiempo, la falta de profundidad en los misterios de fe y en la vida en general.

Foto representando el temperamento Flemático.

[1] Las Moradas. Santa Teresa de Jesús Moradas terceras, Capítulo primero

HOCK, Conrado. (2010) Los Cuatro Temperamentos. Su influencia en la formación y educación de la persona

Esta publicación se realiza gracias a los escritos de Conrado Hock, la lección del libro Totustuus de la comunidad Lazos de Amor Mariano y las charlas del padre Javier Olivera Ravasi.

Fotos para la publicación: Foto de Myles Tan en Unsplash, Foto de freestocks en Unsplash

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