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ToggleEn el presente texto nos centraremos en algunos aspectos básicos de cómo funciona el cerebro. Recomendamos la nota “¿Qué es la neuropsicología?”, que también da una introducción al cerebro y da luces para entender la clínica (el ejercicio práctico de la medicina neuropsicológica).

«El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la ‘imagen de Dios’: es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual.» CIC 364
«La fe y la razón son como dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.» San Juan Pablo II – Fides et Ratio
Principios de organización neurocognitiva
● Estructura en redes (networks o redes operativas): Es una red que funciona; no hay un grupo de neuronas que trabaja y hace algo, sino que hay una red de conexiones entre distintas partes del cerebro, que en su conjunto da lugar a una función.
● Sistema distribuido, en paralelo. No existe la neurona que recuerda, por ejemplo, a una abuela. Tampoco existe el grupo de neuronas de la abuela. El conocimiento no se registra de esa forma tan localizada; el conocimiento se distribuye, pero también no está en ninguna parte en particular.
● Nodos de especialización funcional en relación a su patrón de conexiones. Si tenemos un recuerdo, el cual implica caras, en el registro de ese recuerdo van a participar aquellas regiones especializadas en el reconocimiento de caras. Si en ese recuerdo hay componentes de colores, se activan aquellas regiones. Lo mismo si hay partes del lenguaje, etc. No es solo un postulado.
● Bucles subcorticales. La información viaja a través de bucles subcorticales, es decir, circuitos de entrada y salida entre distintas áreas del cerebro. El tálamo actúa como una especie de centro de control que coordina y regula estos intercambios.
Dos principios generales en la relación mente-cerebro.
- A mayor complejidad de los procesos cognitivos emocionales, menor grado de localización y menor consistencia de un caso a otro.
- Sin embargo, el cerebro está diferenciado para realizar tareas de alta complejidad (lenguaje, memoria, reconocimiento perceptivo, organización del comportamiento).
Desarrollo del cerebro
El desarrollo del cerebro humano comienza a partir de una estructura embrionaria llamada tubo neural. Este tubo, que se forma hacia la tercera semana de vida intrauterina, es el origen del sistema nervioso central. Su extremo anterior se especializa progresivamente hasta conformar las distintas regiones del encéfalo.
En una primera etapa, se distinguen tres vesículas encefálicas primarias: el prosencéfalo (cerebro anterior), el mesencéfalo (cerebro medio) y el rombencéfalo (cerebro posterior). Estas estructuras iniciales representan las bases del cerebro reptiliano.

Posteriormente, alrededor de la quinta semana, estas vesículas primarias se dividen para dar lugar a cinco vesículas secundarias. El prosencéfalo se divide en telencéfalo y diencéfalo, mientras que el rombencéfalo se subdivide en metencéfalo y mielencéfalo. El mesencéfalo permanece sin subdivisión. Estas vesículas son las precursoras directas de las estructuras cerebrales adultas, como los hemisferios cerebrales, el tálamo, el cerebelo, el bulbo raquídeo, entre otros.
En algunas clasificaciones más detalladas, se hace referencia a ocho regiones diferenciadas, considerando subdivisiones dentro de las vesículas, como el telencéfalo dorsal y ventral, o los distintos componentes del diencéfalo (tálamo, hipotálamo, epitálamo).
Finalmente, de estas vesículas se originan las principales estructuras del sistema nervioso central. Por ejemplo, el telencéfalo da lugar a los hemisferios cerebrales y la corteza; el diencéfalo, al tálamo e hipotálamo; el mesencéfalo forma el tectum y el tegmento; el metencéfalo da origen al puente y el cerebelo; y el mielencéfalo se transforma en el bulbo raquídeo.

El cerebro, para poder desarrollarse, tiene que plegarse, ya que la caja craneana tiene límites en cuanto al espacio interno. De esos plegamientos aparecen lo que son las circunvoluciones. En la imagen se puede ver el desarrollo de los meses del bebé en el vientre de la madre; en los últimos meses “pega el estirón”, en especial el manto cortical o neocórtex.

Cuando hay trastornos en el neurodesarrollo, se reduce el número de surcos en el cerebro. Por ejemplo, una discapacidad intelectual como el síndrome de Down tiene un notorio número de circunvoluciones menores y de surcos. El cerebro al ser menor, la capacidad es menor.
Es importante aclarar que el hombre no viene del mono, ya que no existen en la creación saltos cualitativos de especie en especie; por ejemplo, no existe que un gato se haya hecho perro, aunque sean parecidos porque caminan en cuatro patas, tienen cola y cabeza. Si bien existe lo que es la especiación, que es un proceso evolutivo donde la población de una misma especie se divide y da origen a una nueva especie, del mono al ser humano hay una gran diferencia.
Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. Salmo 139,13-14
Modelos del cerebro. Modelo funcional y evolutivo. Clasificación anatómica y evolutiva de la corteza cerebral.
El cerebro, en cierto sentido, es parecido a una cebolla; tiene capas a nivel celular y estas tienen diferentes funciones. Pero también tiene tres grandes capas, que son las que llamó Paul McLean en 1970 “el cerebro triuno”. Estas tres partes funcionan de manera organizada, pero a su vez se distinguen grandemente una entre la otra.

El cerebro reptiliano comprende el tronco encefálico, el cerebelo y el tálamo. Es la parte más ontogenética o la más “vieja”. Se le llama así porque la compartimos sin mayores cambios con los reptiles, por ejemplo, un mamífero. El cerebro reptiliano está relacionado con la supervivencia física, con un registro elemental auditivo, un registro elemental sonestésico y un control motor elemental en el cerebelo.
Luego tenemos el cerebro límbico o mamífero, que comprende el sistema límbico, donde se encuentran las memorias, las emociones y las relaciones congéneres. Como se puede observar en la imagen, esta parte del cerebro envuelve al cerebro reptiliano. Está relacionado con las facultades que están presentes en los mamíferos, pero que no están presentes en los reptiles. Este sistema límbico permite el desarrollo de sistemas de memoria episódica, así como una serie de sensaciones o emociones acerca del estado interno y también ayuda a la relación con los demás.
Por último, tenemos el neocortex o neomamífero. Esta sección es la que recubre todo el cerebro, la que está “más arriba”, y está relacionada con el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento, la cultura y, por intermedio de los sistemas semióticos, permite integrar todo esto con la cultura, desarrollarla e integrarla.

Hemisferios
El cerebro tiene una asimetría que hace referencia a la especialización funcional que adquiere cada hemisferio. Es decir, el cerebro está dividido en dos mitades, llamadas hemisferios, y cada una se va encargando de hacer tareas distintas. Esa diferencia en lo que hace cada lado se llama asimetría cerebral.
El cerebro humano está dividido en dos mitades: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Lo curioso es que cada uno controla el lado opuesto del cuerpo. Es decir, el hemisferio izquierdo se encarga del lado derecho, y el derecho del lado izquierdo. A esto se le llama control contralateral, y es clave para cosas tan básicas como el movimiento, la visión o la sensación del tacto.
Hemisferio izquierdo (más lógico y analítico):
● Lenguaje y habla
● Lectura y escritura
● Matemáticas
● Pensamiento lógico y secuencial
Hemisferio derecho (más creativo y visual):
● Imaginación y creatividad
● Música y arte
● Reconocimiento de rostros
● Emociones
● Pensamiento espacial (orientación, formas)

Estudios realizados desde la década de 1990 han demostrado que el grado de asimetría cerebral en los seres humanos está vinculado al nivel de escolarización. Es decir, las personas que han recibido educación formal tienden a presentar una mayor asimetría entre los hemisferios cerebrales en comparación con aquellas que no han sido escolarizadas, cuyos cerebros presentan una organización más simétrica.
Los dos hemisferios del cerebro están casi completamente separados por una hendidura en el medio llamada fisura longitudinal. Sin embargo, no están del todo desconectados: en el fondo de esa fisura hay una estructura llamada cuerpo calloso, que es como un puente hecho de fibras nerviosas que conecta ambos lados del cerebro y les permite comunicarse entre sí.
Dentro de cada hemisferio hay una cavidad llamada ventrículo lateral (uno a la derecha y otro a la izquierda). Estos ventrículos se conectan con otra cavidad central, el tercer ventrículo, a través de unos pequeños canales llamados agujeros interventriculares.

Conexiones neuronales
El cerebro está todo conectado con su parte blanca, como en una red compleja, pero que a su vez también respeta un orden funcional. Estas conexiones son las llamadas fibras blancas o básicamente axones. Los axones son neuronas, pero específicamente son la parte de la neurona que tiene una fibra larga que transmite señales eléctricas a otras neuronas o células.

Las conexiones del cerebro, es decir, la “parte blanca”, son fundamentales; esta permite la comunicación entre diferentes regiones del cerebro para poder integrar mejor la información. Los estudios han demostrado que la mujer tiene más parte blanca que el hombre, mientras que el hombre tiene más parte gris.
¿Qué quiere decir que haya más sustancia blanca en la mujer? Esto quiere decir que su pensamiento está más integrado que el del hombre, por ejemplo: Si una mujer piensa en un hecho cualquiera, va a tener la capacidad de integrar más ese pensamiento con todas las áreas de su cerebro, como lenguaje, memoria, atención, planificación, conexiones entre los hemisferios derecho e izquierdo, etc. En la práctica esto lo podemos observar cotidianamente: la mujer tiene un pensamiento mucho más profundo, abstracto, histórico, reflexivo y esto es gracias a que tiene más conexiones entre cada área del cerebro.
En definitiva, esta diferencia cae en cómo se procesa la información, en la resolución de problemas, o en regular emociones, o que es la lógica de cada cerebro, pero no quiere decir que sean “más inteligentes”, o que haya alguna superioridad entre una cosa y la otra, ya que el hombre también tiene particularidades en su cerebro. Son cerebros diferentes el del hombre y el de la mujer.

Todo el cerebro está conectado por estas fibras blancas y básicamente podemos hablar de cuatro tipos de conexiones importantes.
Fascículo longitudinal superior: Conecta el lóbulo frontal con el parietal, occipital y temporal. Algunos autores tratan al fascículo superior igual que al arqueado y otros los tratan por separado.
Fascículo longitudinal inferior: Conecta el lóbulo occipital con el lóbulo temporal; tiene como función el procesamiento visual y su asociación con la memoria y el reconocimiento.
Fascículo arqueado que conecta el área de Broca (frontal) con el área de Wernicke (temporal). Su función clave es el lenguaje, especialmente repetición y fluidez verbal.
Fascículo unciforme conecta el lóbulo temporal anterior (incluyendo la amígdala) con la corteza orbitofrontal (parte inferior del lóbulo frontal). Está relacionado con el procesamiento emocional, la memoria episódica y la toma de decisiones con carga afectiva, por ejemplo, recordar experiencia emocional y actuar en consecuencia.
Fascículo cíngulo o cingulado: Corre en forma de cinturón por encima del cuerpo calloso, dentro del sistema límbico. Une el lóbulo frontal, parietal y temporal medial como el hipocampo. Está relacionado con funciones emocionales, motivacionales, de atención, memoria y regulación del dolor.
Las lesiones de estas conexiones dan lugar a sintomatología psicológica. En el cuerpo calloso, las fibras conectan a un hemisferio con el otro, manteniendo la distribución de acuerdo a cada una de las partes:

La diferencia entre sustancia blanca y gris es fundamental, ya que la sustancia gris es como las oficinas donde se procesa la información, mientras que la sustancia blanca son los cables que conectan las oficinas. Lo que se representa en la imagen es, en el centro, la sustancia blanca y por fuera la sustancia gris, que también es la corteza. Es importante aclarar que no toda la corteza es sustancia gris, ni toda la sustancia gris es corteza, ya que hay sustancia gris en el interior del cerebro.

Cuerpo calloso
El cuerpo calloso es la estructura más grande de las comisuras que conectan los dos hemisferios del cerebro. Está compuesto por numerosas fibras mielínicas que atraviesan el plano medio y se adentran en el centro blanco del cerebro, conectando áreas simétricas de la corteza de cada hemisferio.

Conectoma
El conectoma parte de la idea o la concepción de que las funciones cognitivas están dadas más allá de la existencia de centros o localizacionismo, sino como la conexión de distintas regiones o nodos entre sí. Esto se puede ver a través de la actividad mediante resonancia magnética o potenciales evocados.
En la imagen podemos ver “club de ricos” y “no ricos”; los ricos son los que se conectan con muchos nodos (círculos rojos). La riqueza está dada por el número de socios. Las regiones mejor conectadas son las que forman los clubes de ricos. La función está en cómo combinan el pasaje de la información; por ejemplo, si se combina con muchas áreas de interés, ese procesamiento será más complejo.
Se tiene esperanza en que el conectoma tenga mucho peso en el concepto de las neurociencias.

Corteza
Centrándonos en la corteza del cerebro, es decir, la parte “más exterior”, o parte de la sustancia gris, o la capa que está más por fuera del cerebro, hablaremos de una clasificación anatómica y evolutiva. ¿Es importante la capa exterior? Sí, la corteza cerebral es de suma importancia; está involucrada en funciones cognitivas complejas como el pensamiento, el razonamiento, la percepción sensorial, el control motor o el lenguaje. Es donde ocurren procesos mentales de alto nivel, como la toma de decisiones, algunas memorias y el análisis de información.
En primer lugar, la corteza tiene un desarrollo ontogenético; esto quiere decir que hay un desarrollo individual en cada persona a lo largo de su vida, donde hay modificaciones, adaptaciones y especializaciones, como por ejemplo el hecho de aprender a leer y escribir.

En segundo lugar, hay un desarrollo filogenético; esto quiere decir que, a pesar de haber un desarrollo individual, también hay un desarrollo como especie, por ejemplo, el tamaño y la complejidad de la corteza.
En tercer lugar, funcional, es decir, la corteza desarrolla funciones, tanto en el individuo ontogenético como en la especie general (filogenético), por ejemplo, el desarrollo del lenguaje, del pensamiento o de la percepción sensorial.
Todo esto hace a la singularidad del ser humano a nivel biológico; luego también hay otros niveles de singularidad a nivel psicológico y espiritual que es lo que termina configurando todo el ser.
A su vez, la corteza ha tenido tres etapas en su desarrollo:
-Aquicortex (es la parte más vieja de la corteza, la que va a estar más relacionada con el sistema límbico).
-Paleocortex (intermediaria entre el sistema límbico y el resto de la corteza)
-Neocortex (la corteza más nueva)
La corteza tiene dos grandes modos de trabajo:
A: Reconocimiento y procesamiento de información centrada en corteza posterior o retrorrolándica. Se encuentra detrás de la cisura de Rolando (surco central) y esta incluye áreas parietales, occipitales y temporales (relacionadas con visión, audición y tacto). Se encarga de comprender el entorno, ubicar objetos en el espacio, entender el lenguaje, etc.
B: Control de movimientos relacionados con la información, centrada en la corteza anterior o frontal. Se ubica delante de la cisura de Rolando e incluye la corteza prefrontal, áreas premotoras y motoras. Se encarga de la planificación, ejecución y control de respuestas, incluyendo el lenguaje expresivo (área de Broca), la toma de decisiones y el comportamiento motor dirigido a objetos.
En la siguiente imagen podemos ver representada la corteza con sus diferentes capas y está hecha con tres tipos de técnicas diferentes para poder ver las conexiones. Son 6 capas las que tiene la corteza: primero la capa granular, luego los axones, luego vemos las dendritas. Las neuronas que están vinculadas a la asociación están de forma periférica, en la superficie. Las neuronas que reciben la entrada de comunicación están a nivel subcortical en la parte media o “al medio”, mientras que las neuronas que están organizadas a la salida de la información están a nivel subcortical o hacia abajo.

Es importante que esta organización en sus distintas capas se mantenga; cuando esto no funciona así, se le llama displasia y lo podemos ver en la práctica clínica con diferentes patologías, por ejemplo, personas con trastornos del espectro autista, disléxicos, etcétera.
Estos cambios llamados displasia, la mayoría de las veces no se ven ni en tomografía ni en resonancia magnética, pero al no tener esta organización en la corteza, hay una dificultad para la decodificación de la información.
Podemos imaginarlo como una cadena de trabajo de varias personas, por ejemplo, levantando cajas en un lugar y dejándolas en otro lugar. Pero un día faltan algunas personas, entonces esta cadena va a tener mucha dificultad.

En la siguiente imagen se retracta la displasia, donde vemos que la capa dos y tres y la cuatro y cinco están fusionadas en una sola, mientras que tendrían que estar claramente diferenciadas. Esto se llama ectopia o evaginación.
También podemos ver protrusiones en las capas de la corteza (como señala la flecha en la parte superior derecha). Además, se forman giros o cisuras adicionales, es decir, se pliega el cerebro de manera anormal, por un trastorno de la migración de las neuronas. Esto también ocasiona la alteración de las capas. Por ejemplo, en la cisura de la imagen, en vez de haber seis capas, hay 4 en la cisura. Esta parte de la corteza no va a funcionar de forma adecuada.
Surcos y giros
Durante el desarrollo del embrión, el cerebro empieza a crecer a toda velocidad. En ese proceso, la materia gris (que forma la corteza cerebral) crece más rápido que la materia blanca que está por debajo. Como no hay tanto espacio para expandirse, la corteza empieza a plegarse sobre sí misma, formando lo que vemos como esa superficie llena de pliegues del cerebro.
Esos pliegues generan surcos (como hendiduras o líneas) y circunvoluciones (las partes elevadas entre los surcos). Gracias a esto, el cerebro puede aumentar mucho su superficie sin ocupar más volumen, lo cual es clave para procesar más información. De hecho, se estima que alrededor de dos tercios de la corteza cerebral están «escondidos» dentro de esos surcos.
Dentro de cada hemisferio cerebral, hay dos surcos principales que ayudan a dividir las zonas funcionales:
· Surco lateral (también llamado de Silvio): Es el que separa el lóbulo frontal del lóbulo temporal. Tiene tres ramitas o partes: ascendente, anterior y posterior.
· Surco central (también llamado de Rolando): Divide el lóbulo frontal del parietal. A sus costados hay dos circunvoluciones importantes: Precentral (adelante del surco): relacionada con el movimiento (motricidad). Poscentral (detrás del surco): relacionada con la sensación corporal (sensibilidad).
· Surco parieto-occipital: este surco es el que separa el lóbulo parietal del lóbulo occipital, ayudando a distinguir entre las áreas relacionadas con el procesamiento sensorial y las encargadas de la visión.


Sistema límbico
El sistema límbico es un conjunto heterogéneo (compuesto por partes de elementos distintos), vinculado a la emoción, los afectos, la memoria episódica, la motivación y la conducta. Este sistema comprende distintos lóbulos: el temporal, el frontal y el parietal.
SISTEMA LÍMBICO = EMOCIÓN (Registro, evaluación y modulación de los estados internos del organismo).
Estructuras del sistema límbico
El sistema límbico no es una única estructura, sino una red de áreas corticales y subcorticales que trabajan juntas para regular nuestras emociones, formar recuerdos, vincularnos afectivamente y responder ante el entorno de manera adaptativa. Dentro de esta red encontramos:
Hipocampo: Es clave para la formación y recuperación de la memoria episódica, es decir, los recuerdos autobiográficos relacionados con tiempo y lugar.

Amígdala: participa en el procesamiento de las emociones, especialmente el miedo, la ira y la respuesta ante amenazas. También contribuye a la memoria emocional. Si se lesiona una de las amígdalas, la persona pierde la capacidad de asignar o sentir el componente afectivo de la información.
Esto se manifiesta como un aplanamiento emocional. La persona puede recordar una emoción, pero ese recuerdo ya no contiene la carga afectiva que solía tener. Por otro lado, cuando hay una alta actividad en la amígdala, se experimentan sensaciones displacenteras como miedo o angustia. En cambio, cuando la actividad disminuye, se asocia con sensaciones de bienestar o placer.

Hipotálamo: regula funciones autonómicas y endocrinas (como el hambre, la sed, el sueño y la temperatura) y coordina las respuestas emocionales físicas, como el llanto o la aceleración del corazón.
Núcleos del septum: intervienen en el placer, la conducta sexual, el vínculo afectivo y la modulación del estrés.

Región preóptica: relacionada con el control de funciones viscerales, el sueño y aspectos del comportamiento reproductivo y la termorregulación. También tiene un papel clave en el ritmo circadiano y en respuestas hormonales asociadas al estrés y la emoción.
Tálamo (núcleos anterior y habenular): actúa como un relevador de información emocional y sensorial, y participa en circuitos de memoria y afecto.

Sustancia innominada: es una región poco diferenciada anatómicamente, pero muy importante. Contiene neuronas colinérgicas que participan en la atención, vigilancia y procesamiento emocional. Conecta el sistema límbico con otras áreas del cerebro.
Corteza piriforme: es parte del sistema olfativo y está vinculada a la percepción de olores y su asociación emocional. Por eso ciertos olores pueden evocarnos recuerdos o emociones intensas.
Corteza paralímbica o mesocorteza (según Mesulam): es una zona de transición entre la corteza límbica y la neocorteza. Participa en el procesamiento emocional complejo, la toma de decisiones con carga afectiva y la integración entre emoción y pensamiento racional.
Luego hay otras estructuras dentro del sistema límbico que también son importantes, como por ejemplo el fórnix, conectando el hipotálamo con el hipocampo, cuerpos mamilares implicados en la memoria, circunvolución del cíngulo integrando emociones, memoria y atención. También la ínsula, participando en la conciencia emocional, introspección y empatía, y la corteza orbitofrontal, que regula las emociones, tiene un juicio social y toma decisiones.
Muchas funciones que estudia la psicología —como el apego, el procesamiento emocional, la regulación afectiva o los traumas— tienen una base neurobiológica en estructuras límbicas como la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.
En el ámbito clínico, la comprensión del sistema límbico permite interpretar mejor los síntomas emocionales y conductuales, como la ansiedad, la depresión, el estrés postraumático, los trastornos afectivos o las dificultades en la regulación emocional. Por ejemplo:
- Una amígdala hiperactiva puede explicar respuestas exageradas de miedo o ansiedad.
- Un hipocampo alterado puede estar vinculado a problemas de memoria o al procesamiento de recuerdos traumáticos.
- La conexión entre estructuras límbicas y la corteza prefrontal explica cómo las emociones influyen en la toma de decisiones, el juicio o la conducta moral.
Como psicólogos debemos tener un diagnóstico clínico a nivel encefálico de las personas, cuando amerite un estudio en profundidad. No es lo mismo un tratamiento con un trastorno neuronal que un trastorno psicológico, aunque se manifiesten de la misma manera. Los puntos de partida de cada patología son diferentes y se deben tener en cuenta las raíces de los problemas para poder orientar bien a nuestros pacientes hacia una mejor calidad de vida.
Organización jerárquico-funcional del cerebro por Fuster

En el modelo de Fuster, el cerebro se organiza de manera jerárquica, desde las áreas que se encargan de percibir hasta las que se encargan de actuar. Lo que él llama memoria ejecutiva está relacionado con la acción y con cómo usamos la experiencia para la realidad.
La memoria ejecutiva, según Fuster, no es una memoria “de almacenar cosas”, como la de corto o largo plazo. Es una memoria de acción. Sirve para usar información pasada (experiencias, aprendizajes) para tomar decisiones, planificar y actuar en el presente. Por ejemplo: Si aprendiste a andar en bici, y ahora estás por cruzar una calle en bicicleta, tu memoria ejecutiva te ayuda a frenar, mirar, calcular cuándo pasar, etc. No estás solo recordando “cómo andar en bici”, sino usando esa información para actuar inteligentemente.
La memoria perceptual está más relacionada con cómo reconocemos lo que percibimos, como sonidos, formas, rostros, etc. Es más sensorial. No tiene que ver con pensar o decidir, sino con reconocer patrones del entorno. Ejemplo: Reconocer la cara de un amigo, o saber que ese sonido es un timbre. Eso es memoria perceptual.
Detrás de la cisura de Rolando se encuentran las zonas que se encargan de la percepción. A medida que la información sensorial pasa por diferentes áreas del cerebro, va dejando de ser tan específica (por ejemplo, solo visual o solo auditiva) y se vuelve más integrada y abstracta.
Fuster representaba este proceso como un degradado de color, donde lo más concreto se ve más nítido (como un azul intenso o rojo intenso), y a medida que la información se hace más abstracta, el color se difumina. Ya en las regiones frontales, especialmente en la corteza prefrontal, es donde se planifican las acciones y se toman decisiones, lo que da lugar a lo que él llama funciones ejecutivas.
El cerebro funciona desde lo más perceptivo a lo más ejecutivo, integrando la información para poder actuar de forma intencionada. Las flechas verdes en el diagrama quieren decir que las zonas funcionan de forma interconectada, no funcionan de forma independiente. Recíprocamente conectadas.
El cerebro humano se puede organizar en tres grandes funciones principales, y cada una de ellas está asociada a una zona distinta del cerebro:
Percepción: neocorteza retrorolándica. Esta parte del cerebro se encarga de recibir e interpretar lo que percibimos del mundo exterior: lo que vemos, escuchamos, tocamos, olemos o saboreamos. No solo recoge esa información, sino que también crea una representación interna de la realidad, una especie de “mapa mental” de lo que nos rodea. Esta función está asociada con la parte posterior del cerebro, justo detrás de una línea llamada la cisura de Rolando, por eso se le dice retrorolándica.
Acción – Neocorteza frontal. Aquí hablamos de la capacidad de transformar lo que pensamos en acciones concretas. Es la parte del cerebro que toma decisiones, planea, organiza, resuelve problemas y nos ayuda a actuar en el mundo. Está ubicada en la parte frontal del cerebro, conocida como la neocorteza frontal. Es como el “director de orquesta” que coordina todo para que pasemos del pensamiento a la acción.
Emoción: sistema límbico. Las emociones nacen en una parte más profunda y antigua del cerebro llamada sistema límbico. Este sistema registra lo que sentimos, evalúa si algo es una amenaza o una recompensa y modula cómo reaccionamos emocionalmente. También está muy relacionado con funciones como la memoria y el aprendizaje emocional. Es como el “corazón emocional” del cerebro.
Entrada y salida de información
A continuación, un esquema para entender cómo es la entrada y salida de información, es decir, de la organización funcional del sistema nervioso central a grandes rasgos.

Áreas corticales simplificadas en 3 áreas.
• Áreas primarias: primera sinapsis cortical (sensorial, sensitiva o motora), el primer enchufe del cerebro de entrada o de salida y la entrada visual, auditiva, cinestésica (sensación que tiene el individuo de su cuerpo), etcétera.
• Áreas de Asociación Unimodal: Asociación entre información de la misma modalidad. La información de las áreas primarias empieza a combinarse con las áreas de asociación modal. Por ejemplo, llega una imagen y se analiza el color, movimientos y formas, y aquí se reconoce lo que se está viendo.
• Áreas de Asociación Multimodal o Heteromodal: Asociación entre información de diferentes modalidades. Vamos a decir que el cerebro es más abstracto cuando más información tiene de muchos lados y se aleja de la parte sensorial, que sería lo más básico. Por ejemplo, aquí ya se tiene el reconocimiento de la información del área unimodal, pero a su vez se le agrega información de audición, de memoria, información emocional y verbal. Entonces ya la información es mucho más completa. Aquí participan regiones como el lóbulo parietal posterior, temporal anterior y prefrontal.
• Sistema límbico: El sistema límbico lo que hace es darle color emocional a la experiencia de la persona, donde se pueden ver sentimientos, emociones. También ayuda a decidir qué es relevante y se involucra en el aprendizaje y la memoria. Por ejemplo, si la información es una novela amorosa, activa la amígdala (**encargada de emociones intensas que tienen que ver con la supervivencia, el aprendizaje o la toma de decisiones).
• Sincronización talámica: El tálamo actúa como “puente” entre la información sensorial y la corteza. Ayuda a filtrar, coordinar y sincronizar la información que llega al cerebro y cómo se distribuye.
• Salida: Respuesta / Acción – Luego de procesar toda la información, la persona a través del cerebro (no es lo mismo decir que es el cerebro quién actúa) decide actuar, y la orden baja desde:
– Corteza prefrontal (decisión)
– Corteza premotora y suplementaria (planificación del movimiento)
– Corteza motora primaria (ejecución)
Ejemplo: Viste una serpiente (áreas visuales) → te dio miedo (amígdala) → decidiste correr (corteza prefrontal y motora).
¿Quién piensa, el cerebro o la persona?
Hay muchos académicos, científicos y profesionales que viven en base a un reduccionismo neurobiológico, es decir, que la persona humana se puede reducir a neuronas, entrada y salida de información, estímulo y respuesta.
Un ejemplo famoso es el experimento de Libet (1983), que mostró que la actividad cerebral (potencial de preparación motora) comienza antes de que la persona diga haber decidido moverse. Es decir, el cerebro ya estaba “preparando” la acción antes de que el sujeto fuera consciente de su decisión. Esto llevó a algunos a decir que el “libre albedrío” es una ilusión.
Luego del experimento le llovieron críticas porque no lo hizo bien, pero además los profesionales, neurocientíficos y académicos que entienden que somos más que neuronas expusieron los argumentos en contra del experimento.
Primero, investigadores como Schurger (2012) propusieron que ese potencial podría ser ruido aleatorio del cerebro acumulándose, y no un verdadero «comienzo de la acción». No sería una intención, sino una fluctuación espontánea que cruza un umbral y dispara la acción. Es una preparación del cerebro, pero quien ejecuta es la persona.
Otros argumentos fueron que el “acto de voluntad” no es solo apretar un botón; lo que se midió fue más bien una iniciativa motora espontánea, no una decisión personal significativa.
Lo cierto es que el ser humano no vive terrenalmente sin su cuerpo. El catecismo de la Iglesia Católica dice que el hombre es un ser corpore et anima unus, es decir, una unidad de cuerpo y alma (CIC 362-365). Esta es la versión dicotómica; también está la versión tricotómica: cuerpo, alma y espíritu, donde se distingue más la psicología y el espíritu hacia Dios. Las dos visiones son iguales.
Y en la práctica, la gran mayoría de las veces podemos observar que las dos sustancias, cuerpo y alma, trabajan juntas y no se dividen una de la otra. El alma utiliza el cuerpo, las sinapsis, las áreas primarias, las de asociación y las de salida para poder expresarse. Y a su vez, el cuerpo también utiliza el alma para vivir, ya que, si el alma no está, es un cuerpo vegetal sin moverse. El cerebro ejecuta las funciones necesarias para que la persona pueda actuar de forma consciente, intencional o automática, según el caso. Actúa la persona, usando su cerebro.
Argumentos a favor del alma
El alma, según la tradición cristiana, tiene tres potencias: la inteligencia, la memoria y la voluntad. Esto no quiere decir que el alma no se base en un sustrato biológico, ya que el alma necesita del cuerpo para caminar y también para pensar. Lo mismo viceversa. Como dice el catecismo, somos una unidad y las dos trabajan juntas.
«Que el Dios de la paz los santifique totalmente, y que todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— sea conservado sin culpa hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.» 1 Tesalonicenses 5,23
Las potencias del alma en la teología cristiana católica (especialmente en Santo Tomás de Aquino) no son órganos físicos, sino capacidades del alma, que usa el cuerpo como instrumento, pero no se reduce a él. Las tres funciones se pueden mapear en el cerebro, pero las neurociencias no pueden demostrar lo singular y subjetivo de cada una de ellas en la persona.
Memoria
La experiencia subjetiva, cómo vive cada uno las vivencias, es algo intransferible. Y aunque se puedan mapear los procesos neuronales, no se pueden mapear todos los procesos.
Por ejemplo: ¿cómo se siente el rojo? ¿Qué se siente al amar, sufrir o recordar? ¿Cómo se mapea neuronalmente la experiencia de fe y de Dios? Hay un exceso de sentido que no se deja atrapar por conexiones sinápticas. Este es el famoso hard problem of consciousness (problema duro de la conciencia), que plantea que la vivencia consciente parece ir más allá de la descripción funcional del cerebro.
Si bien estos procesos neuronales los podemos ver en el hipocampo, la amígdala, la corteza temporal medial, etc., podemos distinguir distintos tipos de memoria, como la episódica, la semántica, la emocional, la de trabajo. La neurociencia siempre va a mapear circuitos, pero nunca va a poder reproducir una vivencia interna del recuerdo, ni con la más grande tecnología.
Porque esto es una vivencia del alma personal, que ni Dios permite al demonio que eso se manipule.
Siempre se ven experimentos científicos “locos”, donde colocan chips, o fármacos, o hacen manipulaciones irreversibles, como el llamado “campo de sexo” (en realidad no se cambia el sexo, somos hombre o mujer desde la punta del dedo hasta la cabeza) y luego se jactan de haber llegado a la subjetividad de la persona.
La neurociencia no puede explicar el contenido vivido desde dentro; solo cada ser humano lo sabe. El recuerdo no es un archivo en una neurona, es una experiencia simbólica, cargada de historia y de sentido.
En términos tomistas, la memoria no es solo almacenaje; es una potencia espiritual que permite a la persona mantener presentes los bienes conocidos, valorar experiencias y ser consciente de sí misma en el tiempo. El cerebro guarda huellas, pero la persona las revive como parte de su ser.
«Dotado de alma espiritual, inteligencia y voluntad, el hombre está ordenado a Dios y llamado a la bienaventuranza.» CIC 1703
Inteligencia
Es el conocimiento como la ayuda a la verdad, capaz de abstraer conceptos, razonar y llegar a la verdad. El cerebro trabaja con la corteza prefrontal, los lóbulos parietales y las áreas del lenguaje.
Pero nos podríamos preguntar para la neurociencia: ¿Qué es conocer? ¿Por qué algo tiene sentido? El cerebro puede calcular, procesar información multimodal, pero quien comprende es la persona.
Por ejemplo, se puede activar el mismo conjunto de neuronas en dos personas para entender algo, pero cada uno lo entiende y le da sentido según su subjetividad o su alma. Por eso cada persona es única e irrepetible.
En las tres potencias del alma podemos decir que “el alma supone el cuerpo”, recordando el dicho de Santo Tomás: “La gracia supone la naturaleza”. Esta frase quiere decir que la gracia que Dios nos da eleva lo humano que tenemos, pero no eleva lo que no tenemos.
Lo mismo pasa con el cerebro; el alma de la persona supone el cuerpo y se perfeccionará según el cuerpo se lo permita también. Lo mismo viceversa.
La inteligencia del alma puede incluso buscar el bien, la belleza, la justicia, el ser o puede buscar la destrucción, la injusticia y el horror.
El cerebro puede explicar el proceso inferencial, pero no puede justificar el sentido del ser ni su orientación hacia la verdad o la mentira.
Voluntad
La potencia del alma se distingue de la biología más popular. La voluntad de una persona es la capacidad de elegir. Es una potencia libre.
«Dios creó al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. «Dios dejó al hombre en manos de su propia decisión» (Si 15, 14) para que él pudiera buscar a su Creador y alcanzar libremente la perfección«. (CIC 1730)
«La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre albedrío, cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestro bienaventurado«. (CIC 1731)
Su correlato cerebral implica áreas como la corteza prefrontal, corteza cingulada anterior, y hasta los ganglios basales y la dopamina.
Cuando vemos el cerebro en neuroimagen, podemos observar cómo evalúa opciones, integra información de áreas multimodales y heteromodales, y luego genera una respuesta.
Pero aquí el cerebro no decide con sentido moral, porque la ejecución de una conducta es la afirmación de un fin libremente elegido.
Una neurona no ama, no se mortifica, no se sacrifica, no hace ayuno, no dice “sí” o “no” a un valor, y aquí el reduccionismo biológico muestra su mayor limitación, ya que confunde decisión con impulso y libertad con elección entre estímulos.
Pero la voluntad va más allá: es la afirmación personal del ser.
Ejemplos
Una pareja puede pelearse; a nivel biológico, el cerebro activa la amígdala y hay una menor inhibición de la corteza prefrontal. Pero perdonar a la misma persona con la que discutió no es un proceso automático biológico, es un acto libre donde la persona elige trascender los impulsos cerebrales, para que la discusión, en vez de terminar mal, termine bien.
Otro ejemplo es la hora de comer: el hipotálamo regula el apetito, el sistema dopaminérgico busca recompensa. Pero ayunar voluntariamente porque es Viernes Santo es propio del alma y no del cerebro, que su respuesta será sobrevivir. Orar, meditar y contemplar también no tienen ningún estímulo externo; son actos libres donde el alma se eleva a lo espiritual y no a lo terreno.
Otro ejemplo son los chistes: A simple vista, un chiste parece algo bastante simple: un juego de palabras, una frase con doble sentido, una historia con un final inesperado. Desde el punto de vista del cerebro, incluso podemos explicar qué zonas se activan, cómo procesamos lo que escuchamos y por qué a veces nos reímos. Pero… si fuera solo eso, entonces cualquier máquina podría hacernos reír. Y eso no pasa.
Porque un chiste no es solo información. Tiene algo más. Tiene intención, creatividad, complicidad. Tiene vida. Detrás de un chiste hay alguien que quiso compartir algo. Alguien que observa la realidad, le da vuelta y la vuelve a contar de una forma inesperada. Eso no es automático. Eso es profundamente humano.
La risa no es solo una reacción del cuerpo. Es un acto de comunión. Es una señal de que algo resonó adentro. Que entendiste no solo las palabras, sino también el espíritu detrás de ellas; por ejemplo, reírte con un amigo no es lo mismo que reírse con un chiste solo. O hay chistes que te hacen reír no por lo que dicen, sino por quién los dice y cuándo.
«La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la ‘forma’ del cuerpo.» CIC 365
Por último, el ejemplo de dar la vida por otro: La biología y las neurociencias parten de un principio elemental y central: Todo organismo busca su conservación y reproducción. Desde esta perspectiva, la conducta humana en muchos sentidos está orientada a esto: la supervivencia personal y la transmisión de los genes.
A nivel neurológico, el sistema límbico (el sistema emocional) responde con miedo, con instintos de huida, congelamiento o defensa ante un ataque o alguna amenaza. El cerebro reptiliano es el que regula reacciones automáticas de preservación.
Cuando una persona decide dar la vida por otro, no actúa desde un cálculo evolutivo, ya que en estos casos se va en contra del impulso natural de huir del peligro. Se pone el propio organismo como escudo humano. ¿Qué ocurre aquí? La persona afirma un valor más alto, como el amor. No es un reflejo, es un acto espiritual.
Y esto no se puede reducir a una descarga de neurotransmisores, porque ningún circuito neuronal “entiende” lo que es el amor sacrificado. Dar la vida por otro va contra todo mecanismo neurobiológico de supervivencia.
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. (Juan 15:13)
Otro ejemplo que vemos muy de cerca los psicólogos católicos es cuando una persona quiere superar una psicopatología. El alma se quiere librar del problema, pero muchas patologías tienen una base biológica, y es ahí cuando interviene el psicólogo para ayudarle teniendo una buena concepción de lo que es una persona humana, sin reducirla.
Una misma patología puede que tenga distintas raíces; puede ser biológica, psicológica o espiritual. Pero un ejemplo claro es el trastorno límite de la personalidad, que se caracteriza por ser un trastorno de desregulación emocional, donde pasan de un estado emocional a otro en muy poco tiempo. Si bien su raíz puede ser de cualquiera de las tres áreas, cuando tiene una base biológica, estamos hablando de una afectación en la amígdala donde se puede observar una hiperactividad, el hipocampo, interpretando experiencias pasadas disfuncionalmente, en la corteza prefrontal que controla impulsos o incluso la corteza cingulada.
Es decir, nos muestra que la persona no se reduce a lo biológico: aunque su cuerpo presente limitaciones, hay en ella una voluntad, un deseo de bien, que proviene del alma. La lucha por sanar, aun con dificultades, es una muestra de que hay algo en nosotros que trasciende a lo biológico.
Que haya un problema de base biológica no quiere decir que no se pueda solucionar con la psicología y la espiritualidad; de hecho, se dan modificaciones normalmente en el cerebro porque se hizo un buen trabajo en la psicología y la espiritualidad.
Otro ejemplo muy patente es el de una adicción, donde el cerebro juega un papel central, ya que tiene circuitos de recompensa, los cuales involucran varias áreas que terminan regulando la motivación, el placer y hasta la toma de decisiones.
Cuando alguien está con las adicciones, su cerebro busca desesperadamente recompensa asociada con la sustancia o el comportamiento adictivo y eso desajusta la capacidad de tomar decisiones racionales y regular sus impulsos (que es propio del alma y no del cuerpo).
¿Por qué un adicto se rehabilita? Porque hace un esfuerzo con su alma y con su espíritu para salir de una adicción biológica, porque si fuera por el cuerpo, muere. (Ojo, también existe la adicción psicológica).
Incluso, todos hemos experimentado que cuando queremos hacer una dieta, el cuerpo pide a gritos carbohidratos (harinas), azúcares, etcétera. ¿Cómo se refrena el cuerpo? Por un esfuerzo de voluntad que está asociado al alma y no al cuerpo.
Otro ejemplo, y el último, es el de la psicofarmacología. Si fuéramos solo cuerpo, ¿por qué la gran mayoría de los tratamientos deben combinarse con fármacos y psicoterapia? Porque los fármacos ayudan al cuerpo, pero la psicoterapia ayuda al alma. El fármaco puede ayudar a frenar o atenuar ciertas situaciones que atraviesa una persona, pero cuando se suspende el medicamento, se vuelve como al inicio. Y si estos procesos no son ayudados y acompañado por la psicoterapia, en general no se corrige. En definitiva, si solo fuéramos neuronas, ya estaríamos todos felices.
Mortificaciones
Es por eso que la Iglesia Católica, en continuidad con la tradición judía, sostiene la necesidad de la mortificación. Es decir, poner un freno al cuerpo, “hacerlo morir”, para poder dominarlo y permitir que el espíritu o alma sea más libre en la vida cotidiana. Puede parecer una práctica antigua y sin sentido hoy en día, pero a lo largo de los siglos ha ayudado a muchísimas personas.
«Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría.»
(Colosenses 3,5)
Algunos ejemplos de mortificación son el ayuno, la abstinencia o privaciones voluntarias, que ayudan a fortalecer la voluntad del alma y a someter poco a poco los impulsos del cuerpo (cerebro, estómago, etcétera)
Un gran ejemplo de santo que vivió estas prácticas fue San Juan María Vianney (1786–1859), conocido como el Santo Cura de Ars. Dormía muy poco, comía con gran austeridad, usaba cilicio y se ofrecía a Dios a través del sacrificio físico por la conversión de los pecadores.
Estas prácticas, en un primer momento, buscan dominar el cuerpo. Pero una vez logrado ese dominio, muchas almas continúan con ellas como un ofrecimiento a Dios, ya sea por la conversión de otros, por reparación, o simplemente por amor.
La práctica de la mortificación ha sido objeto de investigación, entre ellas Cornejo, M. A. (2020) llamado «El sacrificio y la renuncia» demuestra como contribuyen al bienestar y al crecimiento personal.
Organización anatómica del encéfalo sencilla
Cada hemisferio del cerebro tiene tres extremos o «polos» principales, que coinciden con los lóbulos más conocidos: el frontal, el occipital y el temporal. Además, cada hemisferio tiene tres caras o superficies:
- La cara superolateral, que es la parte externa y tiene forma un poco convexa (curvada hacia afuera).
- La cara medial, que es más plana y está hacia el centro del cerebro, pegada al otro hemisferio.
- Y la cara inferior, también llamada la base del cerebro, que tiene una forma más irregular y está orientada hacia abajo.

Lóbulos
Los lóbulos del cerebro reciben su nombre según la zona del cráneo que los cubre. Por eso, tenemos cinco lóbulos principales:
- Frontal
- Parietal
- Temporal
- Occipital
- Y el lóbulo de la ínsula, que es un caso especial: está escondido en lo profundo del surco lateral y no se relaciona con ningún hueso del cráneo, porque no es visible desde la superficie.
Es importante saber que esta división anatómica no siempre coincide con una división funcional. Es decir, los lóbulos no se encargan de una sola tarea cada uno. La única excepción clara es el lóbulo occipital, que está muy vinculado a la visión.
Límites y ubicaciones de los lóbulos:
- El lóbulo frontal está delante del surco central y por encima del surco lateral.
- En la cara medial del cerebro, el límite entre el lóbulo parietal y el occipital es el surco parieto-occipital.
- En la cara externa (superolateral) del cerebro, como no hay un surco visible que marque ese límite, se usa una línea imaginaria:
Va desde la parte final del surco parieto-occipital (en la parte de arriba del hemisferio) hasta una pequeña muesca en la base llamada escotadura preoccipital, que está unos 4 cm antes del extremo posterior del cerebro.
Desde la mitad de esa línea imaginaria, se traza otra línea hacia la rama posterior del surco lateral. Esa segunda línea ayuda a separar el lóbulo temporal del lóbulo parietal

Sistema Default
Es aquello que está activo cuando no hacemos nada. Cuando una persona tiene esquizofrenia o Alzheimer, se altera el sistema default de forma precoz. Al día de la publicación no se sabe para qué sirve, aunque se dice que es importante para que la memoria episódica almacene recuerdos. En el diagrama podemos ver al cerebro trabajando cuando no hacemos nada:

Patologías más frecuentes que afectan al sistema nervioso central (SNC)
● Vascular
Alteraciones en la circulación sanguínea del cerebro.
- Hemorrágicas: Se producen por la ruptura de vasos sanguíneos, lo que genera sangrado dentro del cerebro.
- Hemorragia subaracnoidea: Sangrado en el espacio entre el cerebro y las membranas que lo recubren. Puede deberse a aneurismas.
- Malformación arteriovenosa: Vasos sanguíneos anormales que pueden romperse y sangrar.
- Hematoma del hipertenso: Sangrado cerebral asociado a presión arterial elevada.
- Isquémicas: Ocurren por obstrucción del flujo sanguíneo, lo que provoca la muerte del tejido cerebral.
- Infartos: Pérdida de tejido cerebral por falta de oxígeno. Pueden ser pequeños o extensos.
- Isquemia crónica (microinfartos): Pequeñas zonas de daño cerebral por circulación deficiente a largo plazo.
● Inflamatoria
Inflamación del tejido cerebral por diversas causas.
- Infecciosas: Provocadas por microorganismos (virus, bacterias, hongos).
- Ejemplos: sífilis, tuberculosis cerebral, VIH, encefalitis herpética.
- No infecciosas: Respuesta inflamatoria del propio sistema inmune.
- Suelen ser autoinmunes y desmielinizantes (dañan la mielina).
- Ejemplo: esclerosis múltiple, neuromielitis óptica.
● Tumoral
Presencia de masas anormales dentro del encéfalo.
- Pueden ser benignas (crecen lentamente) o malignas (crecen rápido e invaden tejidos).
- Ejemplos: gliomas, meningiomas, metástasis cerebrales.
● Tóxica
Daños neurológicos por sustancias nocivas.
- Provocados por drogas, metales pesados, alcohol u otras sustancias químicas.
- Ejemplos:
- Alcoholismo crónico: Puede causar encefalopatía.
- Pasta base y cocaína: Alteran la química cerebral y pueden generar infartos.
- Pegamentos, metales pesados (como plomo): Neurotóxicos que afectan el desarrollo y funcionamiento cerebral.
● Degenerativa
Enfermedades progresivas que destruyen neuronas.
- Suelen afectar la memoria, el movimiento y otras funciones mentales o físicas.
- Ejemplos:
- Alzheimer: Pérdida progresiva de memoria y funciones cognitivas.
- Parkinson: Alteración del movimiento por pérdida de dopamina.
- Cuerpos de Lewy: Mezcla de síntomas de Alzheimer y Parkinson.
- Heredodegenerativas: Genéticas, como la enfermedad de huntington.
● Traumática
Lesiones por golpes o accidentes.
- Traumatismo cráneoencefálico (TCE): Lesión del encéfalo por impacto, como caídas, choques o deportes.
- Puede causar desde conmociones leves hasta daño cerebral severo.
Resumen
San Buenaventura o Santo Tomás de Aquino dicen que cada ser humano es un “microcosmos”, una especie de resumen de toda la creación. En cada ser humano está presente cada nivel del ser, desde lo más simple a lo más alto.
- A nivel mineral compartimos con las piedras, porque tenemos un cuerpo, nos creman y somos ceniza, minerales. Tenemos peso, materia, ocupamos un lugar. Estos elementos son los mismos que forman el cosmos.
- A nivel vegetal tenemos vida orgánica, crecemos, nos nutrimos con alimentos, nos reproducimos y nuestro cuerpo realiza funciones biológicas vegetativas de igual manera que las plantas, como función cardiaca, presión, respiración, etc.
- A nivel animal, tenemos sentidos, movimientos, emociones, memoria, instinto, compartimos un temperamento y también somos una especie, la especie humana.
- A nivel angélico y espiritual, compartimos con los ángeles un alma racional, inteligencia, voluntad, memoria, y esto nos da libertad y conciencia. Podemos con todo esto llegar a la verdad y conocer a Dios.
Por último, tenemos un nivel que ninguno de los anteriores tiene, y es que somos hijos de Dios, y somos hijos de un Dios que murió por nosotros. Valemos mucho.
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Este texto ha sido corregido mediante Inteligencia Artificial.